11/30/2017

Tan Gardel

por Pedro Patzer


Tan misterioso como fundamental. Tan ángel oficial como diablo de arrabal. Tan de nadie y tan de todos. Tan de Buenos Aires y tan de ninguna parte. Tan de la muerte y tan de la vida.  Tan de nuestro pan y tan de nuestro hambre. Tan de nuestro vino y tan de nuestra sed. Tan de todo lo que nos sabemos y tan de todo lo que nos ignoramos. Tan de la ciudades y tan de las pampas. Tan de la leyenda y tan de la historia. Tan de nuestro cantar y tan de nuestro callar. Tan Velázquez y tan Quinquela. Tan Maradona y tan Leguizamo. Tan Martín Fierro y tan Charly García. Tan de la bala y tan de la rosa. Tan de la Paramount y tan del circo criollo. Tan de los que pierden la cabeza por una cabeza y tan de los que pierden la cabeza por las rubias de New York. Tan de nuestra sonrisa y tan de nuestra lágrima. Tan golondrina de verano y tan zorzal de la eternidad. Tan romántico y tan fantasma. Tan Toulouse y tan Tacuarembó. Tan Hollywood y tan Medellín. Tan Milonga Sentimental y tan Recuerdo Malevo. Tan Anclao en París y tan “yirador” por los suburbios de la vida. Tan de las cosas que sostienen nuestra identidad y tan de las pérdidas que nos ayudan a encontrarnos. Tan custodio de la herida discepoliana y tan antídoto contra nuestras penas y olvidos. Tan hijo malevo, tristón y canyengue y tan novio de nuestra fatalidad. Tan de ayer y tan de mañana. Tan humano - que pese a tanta muerte, incluso la suya - Carlitos Gardel cada día canta mejor.

Los adioses

Por Pedro Patzer Escribo adioses, así en plural, como quien dice gaviotas, como si todos las despedidas fueran iguales, como si nos pudiéram...