Desoírlo todo, hasta el escándalo de ser el nuevo alarido, la música secreta, el eco de un silencio parecido a los versos que vamos perdiendo en los cuerpos que amamos, cual manifiesto de don Juanes, y cuchillos que se han cansado de lamer la sangre inocente. Desoírlo, todo, hasta alcanzar el alarido de la rosa, la materia prima del cielo, en esa mirada de iniciados en la vida, hallaremos la sabiduría de los que todo lo desconocen
Pedro Patzer, invierno porteño 2007