Corazón, andén, fábrica de lo infinito, abandonada
en lo mortal;
Corazón, río contaminado de memoria, viajero que ha aprendido
que no hay regreso para el que tiene como hogar el horizonte.
Corazón, perro al sol, vida;
Corazón, pasos del guardián delante de la celda,
promesa de la sangre, la sed que no sabe que posee
el hombre que nunca ha bebido un sorbo del remoto mar
donde empieza la vida en un cuerpo.
Corazón, tejado que como Atlas intenta sostener
el perezoso cielo de una ciudad de cenizas.
Corazón, íntimo espejo del que cree
no tener rostro, corazón
ventana destrozada en la mirada
del triste ladrón de los sonidos de las campanas.
Corazón, estrella roja dentro del cuerpo,
eco de un Dios dentro del hombre, corazón
ángel en la jaula, cada vez que olvidamos
que estamos aquí para traducir con sus latidos,
el lenguaje de todas las cosas que aún
no se han inventado
en lo mortal;
Corazón, río contaminado de memoria, viajero que ha aprendido
que no hay regreso para el que tiene como hogar el horizonte.
Corazón, perro al sol, vida;
Corazón, pasos del guardián delante de la celda,
promesa de la sangre, la sed que no sabe que posee
el hombre que nunca ha bebido un sorbo del remoto mar
donde empieza la vida en un cuerpo.
Corazón, tejado que como Atlas intenta sostener
el perezoso cielo de una ciudad de cenizas.
Corazón, íntimo espejo del que cree
no tener rostro, corazón
ventana destrozada en la mirada
del triste ladrón de los sonidos de las campanas.
Corazón, estrella roja dentro del cuerpo,
eco de un Dios dentro del hombre, corazón
ángel en la jaula, cada vez que olvidamos
que estamos aquí para traducir con sus latidos,
el lenguaje de todas las cosas que aún
no se han inventado
Pedro Patzer