Cuando adolescente, creía justo defender cada causa de cualquier manera, luego la vida y sus artefactos, me fueron demostrando que uno se va haciendo desconocido ante la incomprensión. Y ya no sirve de nada pegar tres gritos o tratar de defender una idea utilizando todos los elementos de la tempestad. Ahora comprendo que pasa algo mucho más profundo, uno comienza a perder intimidad con toda esa gente, con la que ya no compartimos el mismo lenguaje, o iguales códigos.
Tal vez ahora tenga muchas más intimidad con mis amistades y mucho menos trato con mis desconocidos.
Pedro Patzer
febrero de 2007
1 comentario:
Pedro, resplandece esta lluviosa madrugada en el sur del sur, cuando descubro tu casa en el aire.
La mano de Sonia y su verbo dulce y generoso dibujó el camino...
Vengo llegando de la ausencia,
regreso que intuyo será presencia
y huella perenne tras el fósforo de tus palabras.
Abrazos desde Chile.
PD: ¡Gracias! por ese recuerdo de Violeta, Pablo, Victor, Salvador y los otros los sin voz y sin justicia.
Publicar un comentario