Como si la partitura fuera un muelle, colmado de viejos pescadores que cansan redes a orillas de lo que farfulla un piano nocturno, mientras la soledad se hace chiquita en la sabiduría de marfil, en todo el otoño que tropieza en melodías, en las musas que insisten en convidarnos sus manjares eternos, y el cuaderno desnudo me llama, y la palabra está ahí, para comenzar a escribir otro milagro.
Insisto: no estamos solos, alguien nos está dictando infinito al oído, despertemos a la revelación del verso, del color, del piano nocturno
Insisto: no estamos solos, alguien nos está dictando infinito al oído, despertemos a la revelación del verso, del color, del piano nocturno
Pedro Patzer
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