Un mismo poeta escribe la Memoria de
los llanos y Los Fundadores del
olvido, aquel que también retrata Los días insólitos (poemas que
denuncian el genocidio argentino) y Los días del amor (pintura
poética de la llegada de su mujer y de sus hijos) Ese artista que crea País desvelado (el desasosiego humano
ante la matanza de la dictadura) e Himnos Farisaicos (que abreva en la
obra del pueblo de Dios) Un poeta que desde su pequeña comarca, Villa Nidia,
levanta la voz de su provincia con la Cantata
Riojana y la voz de su continente con Este
canto es América. Héctor David Gatica, poeta riojano, lírico universal.
Por esas cosas que tienen el
centralismo porteño y la sesgada idea de que somos hijos de los barcos, la
mayoría de los “protagonistas” de la cultura argentina desconoce la obra de
Gatica. Los auténticos intérpretes de la
cultura, no son los que hablan en aulas magnas, centros culturales o construyen
monumentos, sino los que día a día con sus trabajos, sus obras, con sus maneras
de despedir a sus muertos y de educar a sus hijos, de cocinar, de poner apodos,
de recordar, de soñar y de amar, hacen cultura; desde el hombre en el andamio a
la señora que hace el guiso. La obra de Héctor David Gatica, abreva en el
genuino fervor cultural de su pueblo, así, en la Memoria de los Llanos hallamos la sabiduría del arriero: “si pudiera juntar las noches sueltas/
que se han ido perdiendo entre los años/
ensillar los caminos/ ser arriero del viento y del olvido”; del alambrador:
“Tenazas callosas/ las manos de los
Flores/ tiranteando las cuerdas del potrero”; del cavador de pozos: “Vivió en los pozos, buzo de arcilla,/
buscando el agua de hondas napas frías/ y fue poniendo marcos de cansancio/ en
los costados lerdos de los días” Los
desposeídos conforman una parte central de la poética del Gatica del sur
riojano: "Yo compartía la vida de
hombres que trabajaban en los obrajes, carreros, hacheros, carboneros y si bien
un tiempo me parecía que conversar con ellos era una cosa insulsa, porque me
había dedicado mucho a la literatura universal, me di cuenta después que lo que
realmente a mí más me enriquecía, eran esas conversaciones simples de toda
aquella humilde gente" Sin
embargo, la obra de Héctor David Gatica no acaba en el paisaje humano de los
habitantes de su comarca, ni en la colorida geografía de La Rioja, Gatica se
mete en la Historia grande de su provincia, a través de la Poesía, de modo que
evoca a Juan Facundo Quiroga:“Fue un
general de noches/ armadas con su nombre/ galopando/ cinchadas al sobaco/ de un
corazón rebelde” y a un militante
riojano desaparecido en la última dictadura: “desde la noche en que vinieron a llevarte/ tu mujer sigue alimentándose
de posibles regresos/ y la inocente criatura/ para quien dejaste el ser todavía
en el vientre de su madre/ ya aprendió a caminar/ habla también/ pero no te
nombra”
Heredero de la tradición poética
riojana del grupo Calibar, considera vano definir la Poesía, ya que no puede
separarla de la existencia: “La Poesía es
algo difícil de definir, por eso más que intentar definirla he procurado
vivirla” El camino de su palabra da testimonio de la belleza y de las
heridas del mundo y de la humanidad: “Como
se necesitan el crepúsculo y alguien que lo contemple/ Dios y alguien a quien
amar/ la planta y un ave que se pose y le cante/ así nos necesitamos los amigos”
Héctor David Gatica asegura que la
infancia siempre nos conduce y que ésta forja una especie de geografía temática
que nos dirige el resto de nuestra vida. Poeta del interior del interior, entra
tantas cosas, nos enseña que la América profunda comienza en el sueño del
poblador de la pequeña comarca: “Y
cuentan los abuelos desde el simple/ recinto de sus barbas y apero/ que éste
fue un pastizal de altura intacta/ donde andaban sin rumbo los arrieros”
Ante tanta información de la nada,
tanta publicidad de cosas que no necesitamos, hay un antídoto: la obra de Héctor
David Gatica, un poeta de la memoria entre los fundadores del olvido.
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