por Pedro Patzer
A los catorce creía que era posible guardar al atardecer en un poema, entonces conseguí un cuaderno y lo bauticé: "Cuaderno del atardecer".
Luego observé que la gente al recordar vuelve su mirada hacia su recuerdo, entonces conseguí un cuaderno y lo bauticé: “Cuaderno del paisaje del recuerdo que se mira al recordar”
Caminando por el mundo, advertí que todos los días nos cruzamos por primera y última vez con alguien, entonces conseguí un cuaderno y lo bauticé: “Cuaderno de los rostros que vemos tan sólo una vez”
Sorprendí a una anciana acomodando el cabello que caía sobre el rostro de su antiguo compañero, comprendí que hay movimientos humanos que colaboran con todo lo que florece, entonces conseguí un cuaderno y lo bauticé: “cuaderno de los gestos que contribuyen con todo lo que florece”
Vi a un pordiosero compartir su escaso manjar con un perro, entonces conseguí un cuaderno y lo bauticé: “Cuaderno del hombre que el mundo llama pobre y sin embargo enriquece la vida”
1 comentario:
Dulce, cálido y añejo a la vez. Trasmite recuerdos, atardeceres, amor y cosas simples de la vida.
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