por Pedro Patzer
De tanto roer por las alcantarillas
de los días,
tanto alimentarse de la mugre,
tanto ser animales del acecho.
De tanto crecer escondidos,
entre buracos del mundo,
entre el temor a ser sorprendidos
por la luz.
De tanto escapar de lo humano,
tanto volverse criaturas de la oscuridad,
comenzaron a transmitir la peor de las pestes:
el bostezo existencial
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