10/15/2012

El Silencio de mi Madre

El Silencio de mi Madre 
por Pedro Patzer*
 
Podría leer todos los ensayos de poesía, ponerme al día con Platón y con los historiadores de arte, pero jamás conseguiría lo que mi madre en su silencio. Porque mi madre aprendió todo lo que pretende el viento cuando hace de la camisita tendida, una bandera de la patria de las terrazas del barrio. Porque en el silencio de mi madre el traqueteo del tren de los que resisten, y el himno de las hamacas en los parques, en su silencio la ronda de los niños cósmicos y los astronautas de la ternura que sueñan con conquistar, definitivamente, el corazón humano. Porque en el silencio de mi madre habitan todos los perdones que el mundo y yo no nos hemos ofrecido, y los innumerables mundos que son posibles en este mundo. Porque el silencio de mi madre es el templo sin mercaderes, el río donde el pescador pobre consigue su pez dorado, porque en el silencio de mi madre se practica la única religión que libera al hombre: la bondad.
Allí, en esa cima del espíritu que es el silencio de mi madre el pan no se vende ni se compra, y el horizonte no se alambra, y la ternura es el idioma oficial de las miradas, porque en el silencio de mi madre se aprende a ser rico con las manos vacías, porque allí, en ese paisaje de Dios que es el silencio de mi madre, nacen mis palabras.  

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