1/26/2017

De Piedra y Cielo



por Pedro Patzer

La madre de Miguel Ángel murió cuando él tenía seis años, por lo que fue criado por la mujer de un picapedrero. ¿Cómo no iba a esculpir el David, si ya había aprendido todo lo sagradamente humano que puede dar una piedra?

A Miguel Ángel lo obsesionaba poder atrapar el movimiento en la piedra. Curiosamente, en la quietud del David consiguió retratar en el mármol, el insólito movimiento del corazón humano.

Leonardo da Vinci y Miguel Ángel no se conformaron con sacar conclusiones acerca de la anatomía humana, sólo contemplando esculturas griegas. Ambos estudiaron cadáveres para saber más del cuerpo del hombre. Es decir, dos de los artistas que más belleza le dieron a la vida, tuvieron que aprender de la muerte.

A Leonardo lo obsesionaba la libertad, compraba en la feria pájaros enjaulados y los liberaba. Muchos se burlaban de él, no le encontraban sentido. Sin embargo, Da Vinci fue pionero de la aviación, uno de los hombres que  más hizo para ponerle alas a la humanidad.

1/20/2017

Noruega avanza en el apagón analógico de la FM, los jóvenes oyentes no se enterarán del cambio

por Pedro Patzer

Vengo de una cultura de la radio en mano: en los tablones de la vieja cancha de Quilmes los hinchas tenían pegado a su oreja el receptor, querían saber el resultado del partido del equipo que le disputaba al cervecero el ascenso a primera. También conocí a timberos que acariciaban a la spika como si fuera un gato dormido, hasta que la voz de Riverito la hacía maullar con el implacable: “¡ooooooocho!”. Mañanas urbanas de descargas de la AM en los taxis, donde el informe agropecuario anunciaba la cantidad de cabezas que habían ingresado al mercado de Liniers; tardes en las que un radio gigante lograba que la cumbia se confundiera con los cantos de los vendedores ambulantes en la estación Constitución; noches de baladas románticas en pensiones en las que los solitarios dormían abrazados a su radiodespertador, soñando que abrazaban a la locutora.
Hace años que la radio adoptó una nueva manera de llegar al oyente, de hecho es extraño - diría insólito - ver a “millennials” (millennials, los nacidos entre 1981 y 1995) escuchando radio con un receptor tradicional. Posiblemente la mayoría de este generación jamás haya escuchado radio de esa manera, salvo en el auto. Ellos crecieron con la radio on line: la radio en la computadora, en la tablet, para encontrarla definitivamente en su smartphone, ya sea por aplicaciones (apps) exclusivas de sus radios favoritas o aplicaciones que permiten acceder a varias radios (Tunein, Digitally Imported, iHeartRadio, etc.)  o podcast (contenidos de radio on demand, que se descargan directamente al celular). Es importante señalar que como todas las cosas, la tecnología es cíclica y ya se consiguen parlantes que se conectan de forma inalámbrica al smartphone, tablet u otro dispositivo Bluetooth, por lo que los millennials también usarán al parlante en mano, ya no la spika o tradicional receptor de radio, desde luego. Sin embargo hay una manera nueva de relacionarse con la radio que esta generación incorporó y es la de la radio a la carta. Los contenidos de radio personalizados, es decir, la radio hecha a medida de sus gustos. Como el parlante está conectado a internet puede pasar a un servidor de la radio que sea (o servicio que sea, caso spotify) datos sobre el comportamiento del oyente, haciendo que la "programación" sea cada vez más centrada en él. Estos oyentes, a diferencia de los que tenían que esperar el programa de las baladas nocturnas para ratonerase hasta quedarse dormido, o los que debían esperar al programa de Riverito para saber cómo andaban de suerte, hoy pueden elegir estaciones digitales de radios de baladas románticas o radios (o podcast) que brinden información acerca de los sorteos. En este contexto, Noruega acaba de anunciar que será el primer país del mundo en apagar su señal de FM. Es decir, ya no transmitirá tradicionalmente: las emisoras serán estaciones de radio digital, por tanto se escucharán a través de aplicaciones, podcast , desde sus páginas web o desde receptores digitales. La antena de radio y el viejo receptor pasarán a poblar el mismo paraíso que el buzón, la videocasetera, el diskette, el teléfono fijo, el walkman y tantas otras cosas. El ministerio de Cultura de Noruega estima que la digitalización de sus emisiones nacionales de radio resultará en un ahorro anual de unos US$25 millones. Otras razones que arguye son que las emisiones de radio digital son de mejor calidad y que habrá más canales, más diversidad de contenidos. El analista británico James Cridland, le dijo a la BBC: “El momento del apagón de FM en Noruega será un momento de nerviosismo para la industria global de la radio. Espero que los noruegos hayan hecho lo suficiente para retener a las audiencias radiofónicas y para asegurarse de que quienes no han hecho todavía el cambio digital vayan y lo hagan. Mientras que con la televisión es importante que vayas y te compres un aparato nuevo, quienes escuchan radio puede que decidan en su lugar escuchar su colección de CDs o Spotify".  Ante los alarmistas que consideran este cambio un peligro para la existencia de la industria de la radio, cabe preguntarse: ¿Acaso alguien creyó verdaderamente que El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha desaparecería por la llegada del libro electrónico, o que la gente dejaría de ir al Louvre a visitar la Mona Lisa porque con un sólo click puede tener en el celular su reproducción en alta definición? La tecnología evoluciona, y con ella, por supuesto, la cultura; sin embargo el alma de las cosas que el humano tiene para contar y que necesita escuchar seguirá siendo la misma: la radio es radio por lo que tiene para decir. Es importante señalar que también se avanzará en otro tipo de relación comercial, la publicidad será más personalizada, acorde a los gustos del oyente, se podría utilizar lo que hoy se conoce como "retargeting" pero radial (Retargeting es una técnica de publicidad online utilizada por anunciantes y agencias para recapturar consumidores potenciales que en su momento no se transformaron en lead o venta. La intención es enfocarse en aquellos visitantes del sitio web que abandonan la página sin haber realizado alguna compra o acción)
Considerando la relación que los “millennials” tienen con la radio, podemos asegurar que esta generación de oyentes no advertirá el “apagón analógico” ya que sus integrantes nacieron como oyentes digitales, ellos confirman que la radio del siglo XXI hace tiempo comenzó y que goza de buena salud.
El que quiera aprender a escuchar la radio del mañana, pídale a los chicos de hoy que le enseñen.
*Con colaboración de Pablo Menegol

1/19/2017

LA EXTRAÑA BELLEZA

por Pedro Patzer

La extraña belleza de un barco hundido y de una muerte shakesperiana ,muertes llenas de vida, muertes que dignifican la vida. Curioso encanto, el del marinero que pide que su tumba lleve por cruz, un ancla y del trovador que exige que a la madera de su ataúd se le de destino de guitarra
La paradójica hermosura del canto del grillo en la celda y las flores silvestres que crecen entre los escombros. Contradictoria lindeza la de un tigre corriendo detrás de su presa y la de los pájaros anidando  en los cables de alta tensión.
La danza del implacable huracán y las alas que parecieran desplegar el suicida, luego de saltar fuera del mundo. La misteriosa belleza de los retratos que componen la humedad en los muros y el atardecer del óxido sobre la noche del antiguo cañón.
Los renglones de vida sobre el rostro anciano y el reloj con que el pordiosero mira la hora de quién sabe qué planeta.
La cicuta que hizo entrar en la inmortalidad a Sócrates y la inutilidad de las cadenas ante el cautivo muerto, que se hiciera inspiración de los hombres libres.
El fracaso del oro a mitad del desierto y la seguridad con que el taxista afirma que conoce la ruta para llegar antes al lugar donde comienza el amanecer.

1/18/2017

Manadas

por Pedro Patzer

El maestro manifestó que la manada de lobos siempre ataca al integrante más valioso.
Lo que el maestro omitió decir es que la manada de corderos procede de la misma forma.

1/16/2017

Cuadernos

por Pedro Patzer

A los catorce creía que era posible guardar al atardecer en un poema, entonces conseguí un cuaderno y lo bauticé: "Cuaderno del atardecer".
Luego observé que la gente al recordar vuelve su mirada hacia su recuerdo, entonces conseguí un cuaderno y lo bauticé: “Cuaderno del paisaje del recuerdo que se mira al recordar”
Caminando por el mundo, advertí que todos los días nos cruzamos por primera y última vez con alguien, entonces conseguí un cuaderno y lo bauticé: “Cuaderno de los rostros que vemos tan sólo una vez”
Sorprendí a una anciana acomodando el cabello que caía sobre el rostro de su antiguo compañero, comprendí que hay movimientos humanos que colaboran con todo lo que florece, entonces conseguí un cuaderno y lo bauticé: “cuaderno de los gestos que contribuyen con todo lo que florece”
Vi a un pordiosero compartir su escaso manjar con un perro, entonces conseguí un cuaderno y lo bauticé: “Cuaderno del hombre que el mundo llama pobre y sin embargo enriquece la vida”

1/10/2017

El mundo se engendra en el corazón humano

por Pedro Patzer


El problema no es que olvidemos que vamos a morir sino que no recordemos qué éramos antes de nacer. Me angustia más que se quiera explicarlo todo, a que haya cosas inexplicables, como la ciencia que le puso nombre al pájaro que los antiguos lo llamaron por su canto, o el hombre moderno que encerró en la jaula de la cultura a la bestia que el hombre prehistórico pintó en la caverna de la existencia humana.
La medicina jamás ha detectado un sol en lugar de corazón, sin embargo hay quienes laten auroras. La Historia no se refiere a los próceres interiores, pero hay quien sabe cerrar los ojos y mirar su propia historia. Para  transformar el mundo el hombre necesita mirarse para dentro:  el prójimo, el otro, la humanidad, el río, la montaña, el desierto, también se engendran en el corazón humano.

1/08/2017

Gauchito Gil, la sagrada venganza de los bárbaros y los suburbios de la esperanza

por Pedro Patzer* 
 
Si hay algo que hemos aprendido de la fe del pueblo es que ella no santifica a los pulcros nominados por los obispados, ni a los santos hechos a la medida de los corazones de mármol de los eclesiásticos, la fe del pueblo consagra a hombres y mujeres que jamás serían distinguidos por los sargentos de las plegarias ni por los burócratas de milagros, mas siempre serán elegidos por la sed espiritual de los de abajo.  Nadie sabe más de los caminos de la fe del pueblo que sus descalzos, nadie sabe más de la esperanza del pueblo que sus desesperados.
Los “civilizadores” se han cansado de llamar bárbaro al gaucho, sus libros y sus próceres se encargaron de calificarlo como salvaje, sin embargo, el  corazón del pueblo no ha consagrado como santos ni a Sarmiento, ni a Mitre, ni a ningún refinado personaje; el pueblo ha canonizado a un gaucho matrero, como el máximo protagonista de su santoral profano, el pueblo ha subido al mayúsculo altar de su fe al Gauchito Gil.
Para algunos Antonio Gil (1840 - 1878) fue un desertor que no quiso combatir contra sus hermanos en las luchas intestinas, para otros un bandolero fugitivo de la justicia, para la devoción del pueblo, un gaucho milagroso, el santo de las heridas de los “naides”, el santo rebelde que no aceptara el canallesco “Reglamento de tránsito de individuos” que sentenciaba: “Todo individuo que no tenga propiedad legítima de qué subsistir, será reputado en la clase de sirviente... Es obligación que se muna de una papelera de su patrón, visado por el juez. Estas papeletas de conchabo se renovarán cada tres meses y los que no tengan documentos serán tenidos por vagos” Por supuesto, los gauchos eran declarados “vagos” y condenados a “elegir” entre servir al ejército en las fronteras por años o integrarse a las peonadas, sin sueldo, por más  años aún. Desde luego que los “civilizados” estancieros, aprovecharon este reglamento en nombre del “progreso” y los gauchos de ser los hombres libres de la pampa pasaron a ser los esclavos de las estancias. De este crónico dolor, de esta opresión, de este silencio colmado de milongas calladas, surge el Gauchito Gil, santo de los que hablan todos los idiomas que posee el desamparo, el santo de los que llevan desiertos en las miradas, el santo de los que hasta el viento ha dejado de pronunciar sus nombres, el santo de los exiliados del horizonte (porque la patria de esos gauchos libres era sobre todo el horizonte) el santo de los inquilinos del color del día, el santo de toda esa pena que canta Martín Fierro: “El anda siempre juyendo, /siempre pobre y perseguido;/ no tiene cueva ni nido,/ como si juera maldito; /porque el ser gaucho... ¡barajo!/ el ser gaucho es un delito”
La historia - leyenda  indica que el primer acto milagroso del Gauchito Gil sucedió momentos antes de su muerte, cuando (colgado de los pies a un árbol) le manifestara al sargento, su futuro verdugo: "Cuando vayas a tu casa encontrarás a tu hijo enfermo...estará moribundo, pero invocá mi nombre y se salvará" Esto no evitó que el incrédulo militar lo degollara y que al llegar a su casa comprobara lo que Antonio Gil le había advertido: su hijo agonizaba.  El asesino le implora al Gauchito Gil que interceda ante Dios para salvar la vida de su gurí, al llegar la madrugada el milagro se había realizado: el niño había sanado. Fue el propio verdugo de Antonio Gil el que con sus manos construyó una cruz con ramas de ñandubay para la tumba del Gauchito, tiempo después éste sería, junto al de la Difunta Correa, el santuario más importante del país (ubicado a unos 8 kilómetros de la ciudad correntina de Mercedes)
Antes eran botellas con agua al costado de las rutas del país, botellas ofrecidas a la sed de la Difuntita (Deolinda Correa muere de sed huyendo del acoso de la autoridad,  con sus pequeños hijos, a los que sigue amamantando luego de morir) hoy son ermitas con trapos rojos, como si la sangre del pueblo tuviera sus banderas, como si el santo del pueblo representara aquella idea de que la sangre de los inocentes produce milagros. Los desposeídos le rezan al Gauchito, los silenciados le levantan pequeños templos hechos de todo lo que calla un vencido, porque el gaucho “despojaba de dinero a los ricos para dárselo a los pobres” porque el Antonio Gil sabía que los milagros de los abajo se consiguen luchando, los milagros de los pueblos no se logran de brazos cruzados, los milagros de pueblos se conquistan. Cuando la Iglesia de los santos oficiales les cierra las puertas a los pobladores de la intemperie, el santo de “los manos vacías”, el santo sin catedrales los cobija en su sagrada rebeldía. Por eso en la gran crisis del 2001 el Gauchito Gil apareció en comedores, en hospitales, en cárceles, en trenes a ninguna parte, en los días de los soldados del pan duro, tatuado en los cuerpos de los hijos del guiso flaco, en la liturgia de la cumbia como una alegre herida, entre la orfandad de las mesas desnudas y el vino vacante de cristos. Es cierto que tarde o temprano la historia suele hacer justicia, sin embargo la fe del pueblo siempre se le adelanta ya que hay asuntos que no se resuelven en tertulias de intelectuales, ni en discusiones teóricas acerca de la historia y la cultura, hay temas que el pueblo sólo resuelve con su misteriosa sabiduría porque curiosamente el poema nacional y la devoción más popular de la Argentina tienen como referentes a gauchos, esos hombres que fueron calificados como salvajes por los “civilizados”, esos gauchos que fueron santificados y cantados por el pueblo, esos gauchos que milagrean desde los suburbios de la esperanza, esos gauchos que son la sagrada venganza de los “bárbaros”

La cultura popular es el anticuerpo que siempre salva a la Argentina

por Pedro Patzer Aunque nos quieran convencer de que los ladrones de las melodías, de las vocaciones, de los más hermosos vínculos del human...