8/29/2018

¿Dónde comienza la nostalgia?

por Pedro Patzer

Mi compañera suele decir que uno de los tesoros más preciados que posee es poder recordar la voz de su padre ya ausente. Por lo que podríamos inferir que la nostalgia comienza en el recuerdo de la voces de los amados ausentes. Aunque tal vez habría que agregar que la nostalgia empieza cuando recordamos la voz de un amado ausente pronunciando nuestro nombre.
El Che Guevara le confió a sus compañeros, en medio de una tregua en la selva, que la nostalgia asoma por la comida. Y no es mala la idea del Che, ya que por algo se suele utilizar el término: “comida casera”, es algo así como una brújula para regresar con un sabor al hogar, o como indica el poeta puntano Antonio Esteban Agüero, que sucede cada vez que probamos la mazamorra: “Cuando la comes, sientes que el pueblo te acompaña a lo largo de valles o recodos de ríos”
García Márquez señalaba que la nostalgia se inicia por la música, es tan cierto que algunos nacidos en los Valles Calchaquíes suelen recordar en bagualas y otros olvidar en vidalas, sin embargo, lo más asombroso es que en el norte de Argentina, Bolivia y Perú, despiden a sus muertos cantando un yaraví. Es decir, en algunas comarcas la nostalgia comienza con el yaraví.
La mandarina podría protestar e indicar que la primera nostalgia comienza por su aroma, aunque los hijos del limonero refutarían semejante argumento. Pero si de olores se trata, bastara recuperar lo que los argentinos que padecieron el exilio recuerdan de cómo extrañaban el olor del matecito por las mañanas. María Elena Walsh se animaba a más e informaba que en su casa de Ramos Mejía: “había olor a tía” ¿Comenzará, entonces, la nostalgia en el perfume espectral de las tías? Carlos Loza, trovador pampeano afirma que la nostalgia empieza con el olor a tierra mojada, ya que de niño, cuando el pampero y la tormenta azotaban a su pequeña comarca, La Maruja, y debía refugiarse en casa, este olor se desataba por toda su querencia.  
Un catamarqueño que vino a estudiar a Buenos Aires,  confesó que para él la nostalgia empieza por el ruido del motor de la chata de su padre. En las ciudades donde el tren ha dejado de  pasar, su traqueteo se ha transformado en el primer sonido de la nostalgia, tanto como para los campesinos que aseguran que el perro de campo ladra distinto al de la ciudad, y que en las noches urbanas, la nostalgia se desata al añorar aquellos ladridos.
Vitillo Ábalos, integrante de Los Hermanos Ábalos, comentó que la última vez que conversó con su hermano Adolfo, éste lo llevó frente al piano y le tocó tres versiones distintas de su zamba “Nostalgias Santiagueñas”, luego Adolfo Abalos se sumergió definitivamente en el Alzheimer. Es decir, para los Hermanos Abalos la nostalgia comienza en la zamba.
La etimología indica que la palabra nostalgia proviene del griego y significa: “El dolor por el regreso” , concepto parecido al de la etimología de recordar “volver a pasar por el corazón” Ulises regresando a su Ítaca luego de veinte años, representa el símbolo universal de la nostalgia. Para nosotros Martín Fierro volviendo a su casa, hecha una tapera. Término que también está hecho de un componente de nostalgia ya que tapera , proviene del guaraní. Ta: pueblo y Puerá: se fue. Por esas cosas que tiene la etimología, tapera viene hacer algo así como un pueblo que se fue, en una casa derruida, en un hogar que ha sido y ya no es más. De hecho podríamos agregar a tantas hipótesis de cómo se inicia la nostalgia, la del momento en que se deja la primera casa.
Una de las tantas leyendas de la cultura, indica que la palabra nostalgia fue creada hacia 1668 por el médico suizo Johannes Hofer, que pretendía dar nombre al ‘deseo doloroso de regresar’ que había detectado en algunos de sus pacientes. Hofer buscaba una palabra que sintetizara el ‘deseo intenso de estar en casa’, ‘sufrimiento por estar separado de la familia’. El poeta Cadícamo toma esta invención del médico suizo y escribe el tango “Nostalgias”: “...Y aquí vengo para eso, a borrar antiguos besos en los besos de otras bocas...” Joaquín Sabina en una canción que habla de un desamor que tuvo en Buenos Aires sostiene:“...no hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió” es decir, para el artista andaluz, la nostalgia más irremediable comienza cuando se recuerda lo imposible.
A veces pienso que la nostalgia se inicia cuando el humano abandona los juguetes, y es una nostalgia tan crónica que la abstinencia los hace ir en busca de cosas que sirven para cualquier cosas, menos para jugar, aunque sospecho que la verdadera nostalgias de estos tiempos es la que sienten los dioses: el Dios del bosque al que le han talado el bosque; el Dios de la montaña, al que la minería le ha destrozado la montaña; el Dios del río al que le han contaminado su río; el Dios de los justos al que le han avasallado su causa; el Dios de los corazones  libres, al que le han envenenado su sagrada morada.

8/21/2018

La espera de Chicha


Hagamos de la espera de Chicha, nuestra esperanza
Hagamos de todo el amor con que Chicha esperaba a Clara Anahí, una nueva voluntad.
Hagamos de la fortaleza con que Chicha esperaba a Clara,
lo que ponga al corazón de pie
en horas en que el mundo se arrodilla

Invierno 2018, Pedro Patzer

La cultura popular es el anticuerpo que siempre salva a la Argentina

por Pedro Patzer Aunque nos quieran convencer de que los ladrones de las melodías, de las vocaciones, de los más hermosos vínculos del human...