3/27/2018

La Sociedad de las Ovejas muertas

por Pedro Patzer


Curiosamente las ovejas negras,
las expulsadas del rebaño,
son las únicas que construyen
el camino para vencer al lobo.
Las otras, confinadas a la alfalfa
de la obediencia,
moldeadas por la mirada del pastor,
sólo sirven para que los insomnes del mundo,
las enumeren en sus noches sin sueños

3/21/2018

La gran piraña

por Pedro Patzer


Mucha gente que habla “en grande”
tiene el corazón cada vez más pequeño.
El corazón puede ser una carnada
o una metáfora,
los que tienen el corazón como carnada
consiguen que la gran piraña del mundo
les corresponda,
los que hacen de su corazón una metáfora
logran dialogar con la vida.

3/18/2018

Memoria Divina

por Pedro Patzer

Siempre  hay un policía que persigue a Chaplin,
Un juez que manda a prisión a Óscar Wilde,
un indiferente que no acude al llamado desesperado de Alejandra Pizarnik.
Sin embargo nadie recuerda el nombre del policía que acechaba a Chaplin, del juez que mandó a Wilde a prisión, del que no contestaba los llamados desesperados de Pizarnik.
La obra es la memoria de los dioses que practican los humanos.

3/17/2018

Canciones para despertar

por Pedro Patzer

Un sabio advirtió que para hallar la paz
la mente debe estar en silencio.
Un poeta le sugirió que el mejor estado de la mente humana es cuando encuentra su música.
La mente puede ser un animal domesticado o un Dios creador,
una oficina o la cima del Himalaya,
el desierto sin el Principito o un jardín con la mirada de Wilde,
una bala o un amanecer,
la bolsa de comercio o un templo,
un cuartel o un piano,
la planilla de excel o el dibujo de una niña,
la máquina perfecta de las fronteras o la aurora natural del destino humano.
Hay mentes que se alimentan de todo lo que mata y mentes que se nutren de todas las cosas que florecen.
Los aduaneros de la cultura siempre mencionan a las canciones para dormir, mas se olvidan que también existen las canciones para despertar.

3/15/2018

San Pugliese y los milagros de la dignidad



por Pedro Patzer

Como el protagonismo del gaucho en el poema nacional y en el santoral popular (clandestino) argentino, ese mismo gaucho perseguido y despreciado que ha conquistado la cultura y la fe de su pueblo, a través de Martín Fierro y el Gauchito Gil. Del mismo modo un pianista muchas veces amenazado y encarcelado por su ideología (comunista) se transformó en el amuleto y el santo de los músicos (y de los que la vida varó en sus insondables silencios) o como él mismo se reconocía: "la medallita del pueblo".
La cultura popular ha creado un arquetipo que ha destrozado la carrera artística y la vida personal a muchos: el mufa. Talentosos artistas han sido envueltos en este siniestro sayo nacido de la envidia, así se han eclipsado carreras y obras.
La maldad produce una superstición que hace que inseguros “periodistas” culpen de sus frustraciones a estos condenados artistas. De modo que dejan de difundir e invitar a los “yetas”. Sin embargo a veces a los malvados el tiro les sale por la culata y cuando la envidia los incita a darle el mote de mufa a un artista, por un extraño misterio, los vuelven símbolos de la buena suerte. Algo así sucedió con Osvaldo Pugliese, quienes no se conformaron con perseguir y encarcelar por sus ideas políticas, además quisieron hacer de él un yeta.  Pero don Osvaldo se convirtió en el milagrero de los músicos, en un santito de los que luchan por no perder su propia música, pese al ruido del mundo. Tanto es así que cada vez que Pugliese era detenido, su orquesta se presentaba con un clavel rojo sobre su piano solitario. Era la contraseña con la que sus seguidores ingresaban a esos conciertos con una ausencia presente. Nadie podría asegurar de qué jardín se sacaba ese clavel aunque todos podríamos afirmar que esa flor nunca hubo marchitado. De hecho nadie lo piensa como muchos claveles, se sueña como un mismo clavel, la misma antorcha, la misma paloma, la misma bandera, la única llave, como su música. En ese clavel rojo podría estar la cicuta que le hicieron beber al viejo griego y los clavos con los que crucificaron al redentor. Es decir, ese clavel viene de lejos, ese clavel perdurará por siempre. Ese clavel rojo es el No necesario para decirle Sí a las mejores cosas de la vida. El mismo No que a la larga fue el SÍ de Sócrates, Cristo, Dorrego y tantos otros. Como ese clavel, la presencia de Pugliese se ha vuelto figura de la buena suerte. Son muchos los músicos que lo tienen retratado en sus guitarras, camarines, hasta tatuado en sus cuerpos. Su poder antimufa custodia a los artistas en sus retos más difíciles. Charly García, León Gieco y tantos otros promueven a este santo de Villa Crespo, este milagrero de café, que custodia a los músicos desde esos “culodebotella’ que esconden detrás a dos ojos que parecen hormiguitas de pentagrama. Tal vez a través de esos gruesos anteojos era posible ver ese otro mundo que soñaba, ese deseo que le hizo crear el sindicato de músicos, esos ideales que le otorgaron una claridad mental, un pensamiento antorcha: “La soberanía nacional se defiende también con la cultura”
La vida de Osvaldo no fue fácil, pero él nunca estuvo solo, su dignidad fue lo que el bastón a Chaplin, o mejor dicho, su dignidad fue su otra música. Saúl Cascallar,  compañero de cárcel del maestro, recuerda: “Pugliese estaba allí, y cuando le tocó barrer los pisos, la gente le decía: “No”. Pero él decía: “Yo también”, y él también pasaba el lampazo con todos los demás presos, y al otro día le tocó ir a la cocina a pelar papas. Y peló papas.” Cómo extrañaría don Osvaldo a su piano en la celda, todo la música que acumularía en los silencios de calabozo ¿Pero acaso el que encierra al pájaro en la jaula, puede encerrar su canto? Ese hombrecito del piano se hizo gigante en la historia del tango y tuvo que padecer todo lo que anunciara Yupanqui en el destino de canto: “Si tú eres el elegido, si has sentido el reclamo de la tierra,/ Si comprendes su sombra, te espera/ Una tremenda responsabilidad./ Puede perseguirte la adversidad,/ Aquejarte el mal físico,/ Empobrecerte el medio, desconocerte el mundo,/ Pueden burlarse y negarte los otros,/ Pero es inútil, nada apagará la lumbre de tu antorcha,/ Porque no es sólo tuya./ Es de la tierra, que te ha señalado”
Osvaldo Pugliese, como tantos artistas populares que lograron alcanzar el alma de su pueblo (Antonio Tormo, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Horacio Guarany,etc), tuvo que pasar por estas penurias, aunque el villacrepsense consiguió lo que ninguno de los otros pudo: regresar como un santo.


3/13/2018

Las Ratitas

por Pedro Patzer

De tanto roer por las alcantarillas
de los días,
tanto alimentarse de la mugre,
tanto ser animales del acecho.
De tanto crecer escondidos,
entre buracos del mundo,
entre el temor a ser sorprendidos
por la luz.
De tanto escapar de lo humano,
tanto volverse criaturas de la oscuridad,
comenzaron a transmitir la peor de las pestes:
el bostezo existencial

3/03/2018

La Respuesta

por Pedro Patzer


Alguien que jamás ha sido  pregunta, no podrá ser  respuesta.
El asunto es que entre la pregunta y la respuesta, media una vida. Algo más que la biografía según Wikipedia, que los datos biológicos, que el mero número de un padrón electoral.
El mundo pone respuestas en ofertas, sin embargo la respuesta sin pregunta sólo otorga orfandad.
No sólo que la mayoría pasa por este texto sin ser pregunta, sino que tampoco le interesa serlo. Prefiere alquilar la respuesta, antes de transitar por el peligroso pantano de ser pregunta.
La pregunta es hermana del precipicio, colega de un silencio nuevo, un silencio que no anestesian las publicidades, ni el consumo; un silencio espejo del lobo y del ruiseñor de adentro, un silencio que nos desnombra y que desnombra al mundo, un silencio de campanas que nunca llamaron a los niños a jugar, un silencio muro entre dos que no se aman.
Es por esto que los que jamás fueron preguntas, deambulan siempre entre palabras moribundas, palabras donde nunca germinan ni auroras humanas, ni crepúsculos de dioses, porque no han pisado jamás el pasto del silencio propio, del silencio que florece en la pregunta, del silencio alfarero de palabras.
La respuesta alquilada es Gps hacia un destino que nunca elegimos, la respuesta que logramos ser, es la razón de nuestra vida.

La cultura popular es el anticuerpo que siempre salva a la Argentina

por Pedro Patzer Aunque nos quieran convencer de que los ladrones de las melodías, de las vocaciones, de los más hermosos vínculos del human...