12/22/2012

ELEGÍA A LA INFANCIA





Elegía a la infancia
por Pedro Patzer*
Las más hondas elegías fueran escritas por gente que jamás intentó escribir una elegía y, que seguramente, nunca supo qué era una elegía (canto que lamenta a cualquier cosa que se pierde).
Tal vez toda obra humana sea una elegía a la infancia, un canto a la muerte de la niñez (ese primer párrafo de vida que condiciona para siempre el desarrollo del cuento de la existencia)
¿Habrá funerales simbólicos para la muerte de nuestra infancia? ¿Serán los errantes caminos testamentos de la niñez? ¿Nos acechará el espectro de la infancia en forma de amor, en bullicio de deseo? ¿Sabremos si fuimos asesinos de nuestra infancia o si ella vaga moribunda por nuestros sueños? ¿Reencarnará, nuestra niñez, en un pájaro, en el traqueteo de un tren partiendo hacia el domingo, en el baúl del barco abandonado que aún espera la llegada del polizón? ¿En la campana que mueve el viento en el patio vacío de la escuela? ¿En los ladridos de la noche sin música? ¿En el atrio donde el mendigo reza por el alma del sacerdote que lo entregó al infierno de la intemperie?
El hombre busca su infancia perdida, pues ya ha olvidado qué manzana ha mordido para haber sido desterrado de tan inolvidable Paraíso.


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