A la memoria de Car
Cuando menos se la espera, la infancia regresa de su exilio y con ojos inocentes intenta comprender el crimen y despertar a la rayuela del milagro. Es cuando pareciera que Dios jugase a las escondidas. Sin embargo, es la vida escribiendo el mismo soneto que desde hace miles de almas intenta superar una respuesta: la infancia es la eternidad
Pedro Patzer, marzo de 2014
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