5/13/2014

Volver al maíz, regresar a la vida


Volver al maíz, regresar a la vida
por Pedro Patzer

Volver al maíz es retornar al río sin las definiciones de los institutos hidrográficos, al río que habla el idioma del chajá, todavía no contaminado por los que llegaron para parcelarnos el cielo; volver al maíz es regresar al río que no envejece, el río que tiene la edad del mítico yaguarón, el río sin dueños y sin fronteras políticas, el río sin las precauciones de prefectura sólo con las advertencias de las leyendas aborígenes, el río que hubo de acunar a miles de máscaras como parte de la ancestral ceremonia chané, en la que se celebra la primicia del maíz
Volver al maíz en un joi joi, en un yaraví, en una arribeña, en un pím pím! Porque volver al maíz es retornar a la esencia del canto, el canto que creó el mundo, el canto que hace llover, el canto que hizo la humanidad, el que urdió el verdadero tiempo: el canto del abrazo cósmico de la Pachamama.
Volver al maíz, ser nuevamente el viento sin por qué, regresar a la primera y desnuda mirada, destrozar al turista de la historia y ser parte de la resistencia cultural , y ser los bríos de Bolivar y Martín Fierro, y ser un poco de aquellos que hallan en cada grano de maíz, un satélite del alba libre de Abya Yala (nombre de nuestra indoamérica antes de la llegada del conquistador) Volver al maíz es regresar al tiempo en que esta tierra desconocía la hambruna, y sus habitantes no necesitaban resignarse a la oscura minería, ni al fatídico veneno de la soja. Volver al maíz y que el pibe descalzo, en el invierno del mundo, sienta que hay un sol que lo abriga, un solcito sagrado que es parte de un Dios aborigen, un Dios pan, un Dios juguete, un Dios agua, un Dios presente - un Dios futuro.
Volver al maíz es retornar al Popol Vuh, libro sagrado de la cultura maya quiché, que nos recuerda que somos hijos de maíz, y que estamos hechos de maíz: "El primer hombre fue hecho de arcilla y una inundación lo destruyó. El segundo hombre de madera, y una gran lluvia lo dispersó. Sólo sobrevivió el tercer hombre. Estaba hecho de maíz" Aunque también volver al maíz es sostener la lucha de Paulo Freire alfabetizando a los humildes, proponiéndole al ladrillero: “Yo te enseño a escribir y tú me enseñas a hacer ladrillos”
Volver al maíz es recuperar el auténtico oro de este continente, el sol oriundo de nuestra tierra, el amanecer del sabor de nuestros pueblos, la cantata amarilla de nuestro destino: más de doscientos platos populares de América están hechos a base de maíz: humita, locro, mote, tamales, rosetas, pororó, palomitas, mazamorra: “La Mazamorra, ¿sabés?, es el pan de los pobres, La leche de las madres con los senos vacíos” (Digo la Mazamorra, Antonio Esteban Agüero) La medicina folklórica, abreva en el maíz: ya sea solo, en grano o molido y mezclado con sangre de vaca. En las supersticiones, el maíz dice presente: en la quebrada de Humahuaca se cuelga en las cocinas la mazorca más grande de la última cosecha para que la próxima la supere. En la mitología ocupa un lugar sagrado: en la mexicana, Cintéotl, es considerado dios del maíz y Chicomecóatl, diosa del maíz, entre tantas otras deidades del maíz. Mientras que para los incas, Viracocha con una sola palabra hizo nacer el maíz: “yo le beso las manos al Inca Viracocha porque inventó el Maíz y enseñó su cultivo”(Antonio Esteban Agüero) y La Mama Sara, era considerada la madre del maíz. En las ceremonias ancestrales también lo tienen como protagonista: hechiceros indígenas emplean máscaras construidas con granos de maíz para presidir ceremonias.
Necesitamos escuelas de maíz, filósofos de maíz, músicos de maíz, artistas de maíz, políticos de maíz, corazones de máiz, sueños de maíz, humanos de maíz, pues el maíz es germen de rebelión, memoria de ritos y emancipación, alarido ancestral que persiste en los maizales, eco de los idiomas perdidos que permanecen latentes en sus dientes que desde hace siglos los custodian.

Volver al maíz, regresar a la ternura criolla del locro y al milagro del guiso carrero que tantas veces venció al hambre del pobrerío de campo, volver al maíz, a ese puente de culturas, en el maíz se congregan las divinidades indígenas y los cristos campesinos, porque el maíz hermana mundos, porque el maíz es el único primer mundo al que deberíamos volver, ya que retornar al maíz es regresar a la vida, nunca olvidemos que la palabra maíz (de origen taíno) significa: “lo que sustenta la vida”  

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