10/10/2018

Carta de bienvenida a Lourdes


por Pedro Patzer

La música y el agua son hermanas: mientras el río cante, el mundo podrá sanar.
Entre las hormigas y las estrellas media la pequeñez y la grandeza humana,
aunque también entre las mesas vacías y los hombres colmados de oro.
Pese a que estén callados, siempre los árboles tienen algo importante que decir:
cada vez que matan un bosque, apagan cien idiomas de pájaros.
Hay que ser parte de todo lo que florece y tener piedad con todo aquello que marchita.
El caracol nos enseña a llevar todo lo que somos a cada sitio que vamos.
Cada aurora inaugura un nuevo mundo, en la noche algunos se han ido para siempre y otros han llegado de muy lejos.
La sabiduría nunca muere, las voces de los antiguos están presentes en toda verdad.
Ante cada dolor debemos levantar un puente
Un niño sin pan es un llamado a encender la antorcha de la humanidad.
La violencia siempre es la derrota de la inteligencia.
La mentira es el caníbal que se devora la libertad interior.
Un disparo es la muerte de miles de canciones.
En el reloj nunca se encuentran las horas importantes.
Las cosas más serias se deben hacer jugando.
El que camina sin rumbo, pero mantiene intacta la brújula interior, sabe que en algún remoto lugar algo extraordinario lo espera.
El que no conoce su corazón jamás entenderá su verdad,
y sólo en la verdad se alcanza la cima del ser.
Vivir con un propósito, es vivir con un jardín en la mirada.
Nada de lo que se compre o venda es auténticamente tuyo,
nada de lo que no puedas conservar al cerrar los ojos, vale la pena.
El amor es la única llave que abre todas las puertas,
el odio es el gran calabozo del espíritu.
Sólo se aprende verdaderamente a caminar cuando se aprende a perdonar
Un amigo es el eco eterno de la infancia
La soledad existe para el que no sabe comprender que el canto del primer humano todavía nos acompaña.
La muerte no acecha al que se puede reconocer en los ojos de la vida,
al que pueda hallar a la divinidad cada vez que ama.
Hacer las cosas con veneración es una de las mejores maneras de rezar
La voluntad es el motor del alma
Ningún ejército podrá lograr lo que una semilla,
Ninguna bomba durará lo que una sinfonía.
Cada vez que dejamos atrás el fantasma del pasado,
le damos paso al ángel del futuro.
La paz se alcanza cuando la mente y el corazón se hermanan.
Para no dejar de ser humanos hay que luchar por volver a nacer,
un poco todos los días

2 comentarios:

Nora Spivak dijo...

Bello, bellísimo.

Santos Vera Guayama dijo...

Sublime bienvenida...!!!

La cultura popular es el anticuerpo que siempre salva a la Argentina

por Pedro Patzer Aunque nos quieran convencer de que los ladrones de las melodías, de las vocaciones, de los más hermosos vínculos del human...