12/13/2018

El cometa errante

por Pedro Patzer

Mi corazón era un cometa errante,
un perro atorrante pidiéndole una caricia al fantasma,
un barco sin la mirada de Quinquela,
un circo rodante sin trapecistas que sueñan
con hacerse de una estrella,
un poeta huérfano de musas,
un camino sin profetas,
un tango que nadie silba en los insomnios,
una flor que no crece en el silencio del que espera,
un oleaje sin niñas cuenta olas,
un viento que nada confiesa ni revela,
un tren que no se enamora del puente.
Hasta que mi corazón aprendió lo que el minero:
la piedra preciosa sólo se halla en los profundidades.

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