7/17/2019

Buscar Juntos

por Pedro Patzer

Cierta vez un viejo entrenador de fútbol contó la historia de Marcelo, un jugador que era el crack del potrero de Villa Soldati, pero cuando lo hicieron jugar profesionalmente no rendía, se perdía en la cancha, hasta por momentos daba la impresión de que se aburría. Luego de unos cuantos partidos de mal desempeño, el entrenador decidió conversar con Marcelo. Le dijo que él mismo lo había visto jugar en el potrero, hacer gambetas preciosas, goles estupendos, ir a buscar cada pelota con una sonrisa. Le manifestó que estaba confundido, en este equipo le pagaban, se podía hacer famoso, hasta aspirar a jugar en la selección. Marcelo lo escuchó callado. Hasta que dijo: “Es muy difícil jugar sin amigos”
Las palabras han caído bajo el dominio de academias reales o de los memes virtuales, tanto es así que un vocablo como “competencia” hoy se utiliza para inspirar a implacables depredadores, ya que lo han vaciado de su sabio significado. “Competir” proviene del latín “competire” que significa: “buscar juntos”; pero no perseguir juntos el tesoro que arruina al mundo, sino buscar juntos respuestas en lo que hacemos, juntos hallar el placer de construir colectivamente. Marcelo buscaba en el potrero con sus amigos algo que el fútbol profesional no le proporcionaba. Riquelme, siempre habla de jugar a la pelota; la diferencia de jugar a la pelota y de jugar al fútbol, es abismal. Tanto como la diferencia entre amigo y conocido. Las redes sociales han banalizado la palabra amigo, Facebook le da esta denominación a los contactos. De hecho, el habla popular ha incorporado el decir “amigo”, a cualquiera, del mismo modo que se dice “maestro”, “jefe”, “genio”, etcétera. Hay quien llama “amigo” o “amiga” a una relación amorosa sin compromiso.¿Será acaso que la amistad pasó de moda, al volverse, justamente, una moda pasajera?
Cada vez que llega “El día del amigo”, y los bares y pizzerías se colman. Pienso si toda esa gente que despilfarra dinero ese día, está dispuesta a acompañar a su amigo o amiga a sus orillas humanas, a sus paisajes más secretos, a sus canciones más calladas. Sinceramente no lo creo. Pero yo desmiento al dicho de que los amigos se cuentan con los dedos una mano. Los amigos tienen la edad de las lágrimas, de las risas serias, de los nacimientos y las muertes, de las derrotas y de las verdaderas victorias, las humanas. 


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