De niño quería inventar otro cielo
que el charco de agua venza al desierto
que la aurora pueda ser el ojo perdido del ciego
y el otoño el juguete del niño mendigo
De más grande creía que en el mar estaba la respuesta
entre palomas que se equivocaban y caracolas nerudianas
entre naufragios de Rosales e islas donde los robinsón se aburguesaban
entonces fue la tierra, la que llamo a mi himno oculto:
los huesos de los que fueron esclavos,
los volcanes que se alimentaron de los libros incendiados
los cadáveres de los profetas en el fondo del río
comprendí que no necesitaba rifles para mi aventura
y que los pasajeros del ocaso y el alba,
pierden a cada paso su inmortalidad
¿Cuántos dioses median entre el hombre y el hombre?
era la pregunta,
la vida misma es la respuesta
Pedro Patzer
que el charco de agua venza al desierto
que la aurora pueda ser el ojo perdido del ciego
y el otoño el juguete del niño mendigo
De más grande creía que en el mar estaba la respuesta
entre palomas que se equivocaban y caracolas nerudianas
entre naufragios de Rosales e islas donde los robinsón se aburguesaban
entonces fue la tierra, la que llamo a mi himno oculto:
los huesos de los que fueron esclavos,
los volcanes que se alimentaron de los libros incendiados
los cadáveres de los profetas en el fondo del río
comprendí que no necesitaba rifles para mi aventura
y que los pasajeros del ocaso y el alba,
pierden a cada paso su inmortalidad
¿Cuántos dioses median entre el hombre y el hombre?
era la pregunta,
la vida misma es la respuesta
Pedro Patzer
1 comentario:
En lo simple esta la belleza, y la vida misma se encuentra ahí.
Es muy simple esquivar un charco de agua. Es fácil barrer las hojas del otoño... pero quien vea su reflejo brillante en el agua sucia, quien juegue a ser Julio Bocca al saltarlo, quien haya caminado de la mano por el crujido de las hojas, ha vivido la vida, la vida misma.
Dicen que cada libro quemado ilumina el mundo. ¿y cada hoja quemada?
Hermoso post!
Publicar un comentario