“Sin embargo, la voz está presente/ en una simple hoja agazapada, / en esa estrella que se cae del cielo, / en esa arena que parece nada” – escribió el poeta Ignacio Anzoátegui.
Hombres que nos hablan desde la otra orilla del río, como si reconocieran la voz de la herida humana o los secretos soles que trafican en las ciudades del insomnio, los polizones de la noche. Hombres que en sus silencios cobijan el último alarido del mundo (en sus silencios componen mares poblados de monstruos líricos, océanos donde los viejos capitanes eligen que descansen sus cenizas y mares que no aparecen en los radares de los buques de guerra y los portaaviones) Esos hombres que nos hablan de la otra orilla del río como la mano del sepulturero, acaricia (pese a su tenebroso oficio) a su mujer o la voz del que lee la sentencia, reza una plegaria en su íntima morada. Esos hombres que nos hablan desde la otra orilla del río, sabiendo que los verdugos administran la realidad, sin embargo esos hombres nos dan el mapa del milagro, el pájaro del próximo cielo, el canto que declarará la paz entre el ruido del bombardeo; porque esos hombres que contemplan la vida desde la otra orilla del río, saben dónde el desierto hace su nido, dónde la resignación entierra su semilla, dónde la primavera se siente equivocada, por eso antes de apostar nuestro misterio en la lotería cotidiana, debemos mirar hacia la otra orilla, allí, donde la calma de ellos, cobija a todos los desesperados, y sus miradas, a todas las cegueras del mundo, y sus esperas, a todas las ansiedades por el Mesías, y sus edades a todas las eternidades anheladas. ¿Qué quiénes son los hombres que nos miran desde la otra orilla? ¿Qué cómo llegamos hacia allí? Hallalos empuñando una utopía, poblando las líricas comarcas, sublevando vidas apagadas, rebelándote ante la agonía establecida, cambiándole el nombre a todo aquello que se parezca a la nada
Pedro Patzer, marzo de 2011
1 comentario:
Al cambiar mi diseño del blog perdí muchas direcciones y buscando encontré muchas. Y te encontré ahora volveré a leerte como antes, espero me recuerdes, beso Mixha
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