4/25/2011

LO QUE NO SE DOMESTICA



“Ya no tengo mi casa pero tengo/ toda la noche como casa mía”- escribió Antonio Esteban Agüero
El hombre de la caverna retrataba en la roca al bisonte que lo mataba. De alguna manera le daba vida a aquello que a él se la quitaba, es decir: retratar los que nos mata, es de alguna manera una forma de resistencia, un modo de parir la parte inmortal de nosotros, el órgano sublime que secretamente nos acompaña, tal vez el origen del arte como pan (de alturas) del desesperado, quizás, el inicio de la alquimia, el carbón que deviene en oro, el primer paso del caminante, la palabra vital que derrota al silencio de la muerte.
En la cultura popular sobran ejemplos: ¿Cuántos cantos de obraje retratan la tragedia forestal? ¿Cuántos arrieros denuncian en coplas los idiomas muertos del desierto? ¿Cuántos patagónicos transcriben, en pentagramas, los planetarios alaridos del viento? ¿Cuántos mineros interpretan el drama de la luz lesionada de la mina? ¿Cuántos poetas chagásicos componen romanceros con las heridas de los cristos montaraces? ¿Cuántos ferroviarios imitan en su silbido, la lenta renguera del viejo fantasma del andén? ¿Cuántos jornaleros cambian días de sangre por una noche de vino? ¿Cuántos oprimidos se vengan del mundo con una tímida sonrisa?
Nadie puede domesticar al negro perro de la zafra, ni al diablo de la salamanca, sin embargo se pueden recrear en canciones, pinturas, poemas; eso significa que el Misterio puede ser abrazado en una guitarra, en un pincel, en palabras, o mejor dicho, que el hombre encerrado en un calabozo puede habitar el bosque. Pero el bosque no mata al preso, sin embargo la idea de no acceder al bosque, lo hace moribundo. ¿Cómo alcanzamos el bosque de lo sublime, la selva ardiente de la belleza? El poeta Miguel Hernández, encerrado en una celda, le escribió a su hijo: “Tu risa me hace libre/ me pone alas/ Soledades me quita, / cárcel me arranca”
¿Cuántas carencias han creado canciones, cuántas heridas han urdido obras, cuántas soledades han sido manifiestos de multitudes? La belleza del espíritu humano consiste en transformar su abismo en materia prima de su esperanza, no olvidemos que Walt Whitman resumió todo el cantar de su vida en un solo título: “Hojas de Hierba” ¿Qué son las hojas de hierbas? Lo que florece de lo muerto, lo que nace de la muerte, la vida que insiste, luego de la vida: “…Yo y este misterio aquí estamos frente a frente…”
Y otra vez volvemos a lo mismo, el hombre inventándose la respuesta a las preguntas que sólo se hacen los dioses, o qué otra manera de justificar eso que lo trasciende, el canto con el que sólo regresan los desterrados, la riqueza de los pordioseros, la videncia de los ciegos griegos, el amor en un mundo que se consume, la otra voz de los que callan, los tesoros que sólo hallan los que se animan a perderse (de los mapas oficiales)
En la herida comienza la muerte o empieza la canción.




Pedro Patzer






1 comentario:

Mixha Zizek dijo...

interesante entrada, es recordar porque estamos aqui y para mi la libertad no se domestica se vive,

besos

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